jueves, 22 de noviembre de 2012

Soy educador, me llaman educador

 Uno se hace llamar educador, un término que para muchos carece de significado, y que otros emplean en contextos muy diferentes. Es verdad que la educación social abarca ámbitos muy diferentes, y que sus límites se encuentran muchas veces a caballo entre la educación formal y no formal...pero ¿qué es un educador?. Para mí un educador sería alguien con carácter, sensibilidad, inconformismo, con capacidad de lideragzo,..pero sobre todo es alguien humilde. Sería muy difícil ser objetiva en la descripción de la figura del educador, trabajando como tal; por ello os dejo la siguiente carta que escribe la madre de un niño autista a su maestra.

Mi querida maestra: Tú sabes bien que corren tiempos difíciles para eso del oficio de enseñar y que es compleja en mi caso, la tarea de aprender.
Los expertos dicen que soy un niño autista, que tengo dificultades para entender el mundo de los pensamientos y de las emociones, y que mis capacidades para el simbolismo y la imaginación se encuentran afectadas.

Sin embargo tú, querida maestra, sólo viste en mí a un niño y te empeñaste en descubrirme un cielo lleno de estrellas. Juntos iniciamos el camino y lo esperaste todo de mí... y pude soñar los sueños de Peter Pan y descubrir las aventuras de Tom Sawyer.

Contra todo pronóstico, fui capaz de imaginar, de perfilar las formas de mi mundo, y dibujé campos verdes, piratas en busca de tesoros y osos seducidos por las galletas de chocolate. Las hojas de mi cuaderno dejaron de ser blancas y ausentes para llenarse de vida.

Fueron posibles otros milagros. Llegó la lectura y la escritura, descubrí que las palabras tienen alma y que la mirada de mi maestra traspasa soledades.

Todo gracias a ti. Gracias por confiar en mí, por esperar de mí, por sentir que yo también era y también podía. Porque fuiste cómplice, mi amiga, mi hada buena, y juntos cada día, más allá de las dificultades, reinventamos la vida en el universo infinito de mi pequeña escuela.
Carta de un niño autista a su maestra

Para mí, en mi labor diaria como educadora siento esto, no soy maestra pero si educadora; los niños que vienen a los centros de menores suelen tener dificultades para aprender, para expresar emociones y sentimientos. Los educadores a diario, pretendemos cambiar la realidad haciendo lo imposible por ellos, lo que otros no han hecho, con el único fin de que tengan las mismas oportunidades que otros y sobre todo....sean FELICES.

4 comentarios:

  1. Hola Rocio, que carta mas emotiva... y tu comentario... Que se sientan felices creo que es lo mas importante, que se olviden de sus carencias y valoren el momento... buenas sensaciones que se transmiten y les llegan al alma...

    Saludos

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  2. Buenas noches Rocio.
    Una definición de educador muy buena, no en vano, debemos de procurar un adecuado descubrimiento de los niños/as de su vocación adulta.
    Saludos.

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  3. Después de varios años decidí volver a estudiar, soy Integradora Social, pensaba que mis estudios terminaban ahí, pero me encontré con una sorpresa. Realizé mis prácticas en un centro diurno para menores con medidas judiciales y excluidos de la sociedad, fue la etapa más bonita de mi vida, de ahí este año me he matriculado en Educación Social. Para desempeñar este trabajo hay que tener mucha bocación y como tú bien dices es primordial ser una pesona humilde. Así que seguiremos luchando para ayudar cada día a personas que lo necesitan.

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  4. Hola Rocio, me parece que no hay forma más bonita de describir a un educador/a que a través de las palabras de un niño/a. Para mi un educador completo ha de tener vocación...esto ha de ser más que un trabajo. Un saludo

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